Ahora la Biblia se ha convertido en el nuevo blanco de ataque de los extremistas religiosos paquistaníes. Maulana Abdul Rauf Farouk, líder del partido islamista Jamiat Ulama Islam (JUI) ha presentado una demanda al Tribunal Supremo paquistaní para prohibir la Biblia, alegando que Las sagradas Escrituras «difaman el nombre de algunos profetas y es considerada blasfema».
Según el mulá Farouk, de la mezquita Khizra de Lahore, en algunos versículos de la Biblia «se atribuyen delitos contra la moral a ciertos personajes bíblicos que socavan la santidad de dichos santos profetas, y esto representa una ofensa para todos los musulmanes».
«El islam respeta los libros sagrados de todas las religiones y tiene en muy alta estima a sus profetas –que también reconoce el Islam–, y por ello, cualquier calumnia contra ellos es una gran ofensa a los musulmanes», advirtió el líder del JUI en el sermón del viernes. Sin embargo, el islamista rechaza al apóstol Pablo, al que acusó de «haber tergiversado el texto real de las Sagradas Escrituras para fabricar una religión falsa: el Cristianismo».
El clérigo radical reconoció que esta medida de prohibir la Biblia en Pakistán responde a la quema de ejemplares del Corán por el pastor de Florida, EE UU, Terry Jones. «Para prevenir en el futuro otra profanación del Corán, pedimos que se prohíban esos versículos que denigran a los profetas, y si nuestras demandas no son escuchadas, exigiremos la prohibición del libro entero», advirtió el mulá Farouk, antes de agregar que «condenamos esos actos atroces pero no vamos a responder a los blasfemos con un ataque igual de insultante».
Su postura ha provocado una reacción de condena inmediata por parte de la comunidad cristiana paquistaní. Así, el obispo de Lahore, John Alexander Malik, denunció en un comunicado que la llamada a la prohibición de la Biblia «es una injerencia en los asuntos religiosos de la comunidad cristiana y una violación de la libertad religiosa garantizada por la Constitución de Pakistán». Asimismo, el sacerdote advirtió de que JUI está «sembrando las semillas de la discordia» entre las dos comunidades.
Más duras fueron las palabras de Shahzad Kamran, de la organización «Vast Vision Ministry», que acusó a JUI de «tirar la primera piedra» para lapidar a los cristianos. «Farouk y sus colaboradores han amenazado con emprender varias acciones legales para la prohibición de venta y compra, y la predicación de la Sagrada Biblia en Pakistán», criticó Kamran en delcaraciones a la Razón, antes de agregar que «los islamistas quieren exterminar a las minorías religiosas con sus leyes antiblasfemia», que prevén penas que van desde una multa hasta la muerte.
«Somos perseguidos, acusados injustamente e incluso asesinados con impunidad por profesar otra religión», denunció este activista cristiano.
En los últimos años, Pakistán ha girado hacia la radicalización de una manera peligrosa. Las últimas consecuencias de este fanatismo han sido la pena capital por blasfemia a Asia Bibi y las muertes del gobernador de la provincia de Punjab Salman Taseer, y del ministro para las Minorías Shahbaz Bhatti, un cristiano, los cuales fueron asesinados por extremistas islámicos en los últimos meses para exigir la derogación de la ley sobre la blasfemia.
El extremismo se ha agudizado aún más tras el asesinato de Osama Ben Laden por las tropas estadounidenses en el país. Los cristianos temen que esto pueda aumentar la persecución religiosa, y el llamamiento a la prohibición de la Biblia podría verse como una señal.
Según el mulá Farouk, de la mezquita Khizra de Lahore, en algunos versículos de la Biblia «se atribuyen delitos contra la moral a ciertos personajes bíblicos que socavan la santidad de dichos santos profetas, y esto representa una ofensa para todos los musulmanes».
«El islam respeta los libros sagrados de todas las religiones y tiene en muy alta estima a sus profetas –que también reconoce el Islam–, y por ello, cualquier calumnia contra ellos es una gran ofensa a los musulmanes», advirtió el líder del JUI en el sermón del viernes. Sin embargo, el islamista rechaza al apóstol Pablo, al que acusó de «haber tergiversado el texto real de las Sagradas Escrituras para fabricar una religión falsa: el Cristianismo».
El clérigo radical reconoció que esta medida de prohibir la Biblia en Pakistán responde a la quema de ejemplares del Corán por el pastor de Florida, EE UU, Terry Jones. «Para prevenir en el futuro otra profanación del Corán, pedimos que se prohíban esos versículos que denigran a los profetas, y si nuestras demandas no son escuchadas, exigiremos la prohibición del libro entero», advirtió el mulá Farouk, antes de agregar que «condenamos esos actos atroces pero no vamos a responder a los blasfemos con un ataque igual de insultante».
Su postura ha provocado una reacción de condena inmediata por parte de la comunidad cristiana paquistaní. Así, el obispo de Lahore, John Alexander Malik, denunció en un comunicado que la llamada a la prohibición de la Biblia «es una injerencia en los asuntos religiosos de la comunidad cristiana y una violación de la libertad religiosa garantizada por la Constitución de Pakistán». Asimismo, el sacerdote advirtió de que JUI está «sembrando las semillas de la discordia» entre las dos comunidades.
Más duras fueron las palabras de Shahzad Kamran, de la organización «Vast Vision Ministry», que acusó a JUI de «tirar la primera piedra» para lapidar a los cristianos. «Farouk y sus colaboradores han amenazado con emprender varias acciones legales para la prohibición de venta y compra, y la predicación de la Sagrada Biblia en Pakistán», criticó Kamran en delcaraciones a la Razón, antes de agregar que «los islamistas quieren exterminar a las minorías religiosas con sus leyes antiblasfemia», que prevén penas que van desde una multa hasta la muerte.
«Somos perseguidos, acusados injustamente e incluso asesinados con impunidad por profesar otra religión», denunció este activista cristiano.
En los últimos años, Pakistán ha girado hacia la radicalización de una manera peligrosa. Las últimas consecuencias de este fanatismo han sido la pena capital por blasfemia a Asia Bibi y las muertes del gobernador de la provincia de Punjab Salman Taseer, y del ministro para las Minorías Shahbaz Bhatti, un cristiano, los cuales fueron asesinados por extremistas islámicos en los últimos meses para exigir la derogación de la ley sobre la blasfemia.
El extremismo se ha agudizado aún más tras el asesinato de Osama Ben Laden por las tropas estadounidenses en el país. Los cristianos temen que esto pueda aumentar la persecución religiosa, y el llamamiento a la prohibición de la Biblia podría verse como una señal.
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