miércoles, 22 de junio de 2011

¿Qué hemos de defender?


Este sábado en horas de mañana el hermano Pedro Nel Donado Miranda, dirigiéndose a los presentes que se encontraban en las instalaciones de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Maranatha, ubicada en el Barrio Minuto de Dios de El Carmen de Bolívar, comentó lo siguiente:
Cita: Mateo 22:21
Nuestro Señor Jesucristo en su conversación con los discípulos, en Mateo 24, describe el fin de los tiempos y los relaciona directamente con su segunda venida. Describe un mundo convulsionado con las fuerzas de la naturaleza y el decaimiento moral. Los gobiernos y las instituciones civiles están perdiendo crédito ante la opinión pública… lo que advertía Dios en los tiempos de Samuel se está cumpliendo.
Samuel 8 : 11, 18 (leer)
Parece que el Señor se quedó corto cuando vemos el ejemplo de reyes como: Saúl, David, Salomón, Manasés y Acab.
El versículo 19 dice: “Pero el pueblo no quiso oir… quiso ser como las demás naciones.
Resultado: debilidad espiritual, agresión, maldi8ción, pestes, esclavitud, etc.
Sin embargo ¿qué nos dice la Sagrada Escritura acerca de la autoridad?
1° Daniel  4:17: “La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él el más bajo de los hombres”. En Romano 13: el apóstol reafirma éste principio diciendo que toda autoridad es establecida por Dios.
Pero, es el Señor responsable por las malas acciones de los dignatarios o autoridades en el poder, precisamente una mala repuesta a ésta pregunta ha producido caos y muerte a ésta pregunta, ha producido caos y muerte en la sociedad:
-grupos subversivos
-terrorismo-gobiernos de extrema
-Estados ateos, etc…
En la Epístola a los Efesios, el apóstol Pablo nos insta a ser obedientes a la autoridad.
Efesios 6: 5,6 Siervos obedecen  a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios.
 En la actualidad se nos exige el pago de impuestos, servicios y el respeto hacia ciertas normas y leyes instituidas por los gobiernos para bienestar y protección, aún cuando no estemos de acuerdo con algunas de ellas debemos obedecer la autoridad como si sirviéramos a Jesús.
Esde principio de obediencia a la autoridad está presente en distintos entes, por ejemplo: en el hogar, en el versículo  se nos insta a obedecer a los padres, Efesios 6:1, donde además se nos llama a honrar la autoridad que  Dios ha puesto sobre los hijos (Mateo 22: 21).
Pero ¿Existe alguna circunstancia para no obedecer a la autoridad? ¿Puede éste principio chocar con otro? En tal caso que debo hacer?
Antes de contestar ésta pregunta quisiera que pensaramos en lo ocurrido en el periodo de transición de la reforma a finales de la edad media.
Cuando muchos que abrazaron una fe diferente a la de la Iglesia Romana, sufren el precio de seguir una fe más pura: fueron muertos, torturados, obligados, desterrados y despojados de sus bienes.
Saben qué pasó con sus bienes y tierras? Pasaron a manos de la Iglesia para financiar causas  como la inquisición. Estas personas fueron perseguidas por un poder demoníaco que no solo trató de usurparles lo material sino también su fe.
¿Se presentarán esos eventos nuevamente?
Permítanme decirles que en países como Sudafrica existen leyes que… lo que nunca pensé es que aquí cerca, en el país de Venezuela hay leyes que promueven…
En ése orden vendrán leyes dominicales y otras que promuevan practicas no cristianas, es allí donde debemos preguntarnos y contestar las preguntas...
Miremos en el libro de Daniel 3: 10,18.
            He aquí otro principio importante acerca de la supremacía de la autoridad de Dios sobre todas las establecidas. El apóstol Pedro lo expresa claramente en Hechos 5:29: “Entonces el apóstol Pedro dijo: es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. En Salmos 118:8:    “Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes”
Los jóvenes hebreos prefieren confiar en Dios.
¿Qué haremos en el momento en que las leyes humanas traten de atropellar nuestros principios? ¿Nuestros bienes? ¿Nuestras familias? ¿Antes que juez acudiremos para recibir justicia?
… A Jesucristo el justo, responde el apóstol Juan.
Ni bienes ni libertad, ni derechos han de defenderse ni aún la vida.
Nuestro Señor nos dice en Lucas 12: 4,5 “Más os digo, amigos míos: no temaís a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer… Temed aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno, sí os digo, a éste temed. 

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